AMLO, Leonel Cota, José Antonio Ramírez Gómez
Editorial
El flamante exsecretario de
finanzas del Gobierno del Estado de BCS, José Antonio Ramírez Gómez, mismo que
hace días fue nombrado oficial mayor de la fiscalía de Baja California Norte,
es un embrión de los famosos narcojunior que azotaron a la ciudad de Tijuana en
los años 90’s, hasta que su cuñado Alejandro Hodoyan Palacios ‘desapareció’ de
los cuarteles militares donde era ‘investigado’ por las muertes del cardenal
Juan Jesús Posadas Ocampo y del fiscal de hierro Ernesto Ibarra Santés.
Ramírez Gómez se dice primo de la
esposa del expresidente de la república Margarita Zavala Gómez del Campo,
‘parentesco’ que le dio la oportunidad de ingresar a la nómina federal como
Delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes de BCS, de donde fue
destituido por órdenes del Senado de la República pero, a la sospechosa muerte
de Nabor García Aguirre, Narciso Agúndez Montaño lo nombró Secretario de
Finanzas del Gobierno del estado de BCS donde, no sólo empezó a lavar dinero
sucio del narcotráfico, sino que ideó el proyecto de rehabilitar la pista aérea
de Punta Arenas, evento que se concretó bajo un escándalo mediático que fue
denominado narcopista de Punta Arenas
y que puso en la mira a los pillos de Nevada, Joseph Angelo Bravo, David Z. Chesnoff, Eckley Keach,
Dominic Rucci y James B. Cardwell.
El narcojunior José, consumidor de
cocaína y Herradura Reposado, quedó de pagar $ 9,989.00 mensualmente ante el
juzgado 29 civil del Poder Judicial del distrito federal en el expediente
147/09, durante 5 años 6 meses, o hasta completar la cantidad de $ 658,680.00
indemnización que dispone el artículo 25 de la Ley de Expropiación y Limitación
de dominio para el estado de Baja California Sur.
Desde luego que Narciso Agúndez
Montaño y Alfredo Porras Domínguez eran socios en este negocio de la narcopista,
pero no se atrevieron a hablar porque el narcojunior era capaz de ‘bajar’ a su
secretario particular Marcos Reyna, para que este a su vez le ordenara a su
hermano Juan, judicial bajo la sombra de los Arellano Félix, que reclute a su
gente, se venga a la Baja, y ejecuten al que le ‘pongan’
De esa talla es el flamante
exadministrador de la hacienda del estado de BCS, y a quien se le debe de
reabrir los expedientes de 1989 a 1997, donde participó como mandante y
ejecutor de tráfico de cocaína y mariguana, lavado de dinero proveniente del
narcotráfico, secuestro, tortura, homicidio, soborno sistemático a autoridades
civiles y militares y extorsión.
Siendo secretario de Finanzas del
gobierno de BCS negoció a través del entonces gobernador Marcos Alberto Covarrubias
Villaseñor para que retiraran una demanda de juicio político que se había
iniciado en su contra por pertenecer al cartel de Tijuana. Marcos Alberto le
ordenó a su jefe de prensa que platicara con su tío (iniciador de la demanda de
juicio político) para convencerlo de que se desistiera de la demanda en el
congreso del estado a cambio de arreglar otra demanda, a su favor, que tenía en
contra del Estado en el juzgado segundo de lo civil por daño emergente y lucro
cesante.
La demanda fue retirada pero después
de que asesinaron al periodista Antonio Alcantar, el mismo jefe de prensa
platicó con su tío para que le ayudara a descubrir quién ordenó la muerte de
Antonio Alcantar, concluyendo que en complicidad con Leonel Cota Montaño,
Antonio Ramírez Gómez ordenó su ejecución pues pretendía ser candidato del PAN
por la gubernatura de BCS. Con esa información el gobernador Marcos Alberto
Covarrubias Villaseñor lo invitó a que renunciara y, al renunciar éste ya no
cumplió con su promesa de beneficiar al demandante del juicio civil y de la
demanda de juicio político.
Al descubierto narcojunior
de los 90´s
El periodismo cuando
se ejerce con profesionalismo da satisfacción al que lo practica, y enojo a
quien se le señala.
por Martín De la Rosa
José Antonio Ramírez Gómez (y no Gómez del Campo como la esposa del expresidente
de la república) nació en Tijuana BC, en un barrio de la Colonia Juárez, en la
residencia marcada con el número 8 de la calle General Ferreira, donde vivió
con sus padres hasta 1996 en que ‘desapareció’ porque se le ‘calentó’ el
terreno al ser asesinado el fiscal de hierro que conocía el caso Colosio,
Ernesto Ibarra Santés, hechos ocurridos en la ciudad de México el 13 de
septiembre de 1996.
Cardenal Juan Jesús
Posadas Ocampo, acribillado a balazos en 1993.
Los Arellano Félix
llegaron a Tijuana en 1983, pero fue hasta 1993 en que se descubrió que el narcojunior
era parte de esa organización.
A partir de ahí, el exsecretario
de finanzas del gobierno del estado de BCS, José Antonio Ramírez Gómez, se unió
a la familia Hodayan Palacios a través del noviazgo con Nissa, hermana de
Alfredo y Alejandro y donde puso a la disposición del cartel de Tijuana su
local en National City, marcado con el número 301 W de la 28th Street para almacenar la droga que después distribuían por toda la Unión
Americana.
En 1994 llegó a Tijuana el
investigador Luis Alberto Mizrahi Colosio tras la pista de un secuestro que el
exjefe de la policía de Mexicali, Francisco Fiol Santana, se había ‘aventado’
(que nos quede claro: secuestros y asesinatos se cometen por policías del
estado) en la persona del US Californiano Martín López, a quien después el
propio exjefe y su grupo delictivo matarían.
Mizrahi Colosio se hospedaba en
el hotel Terrazas hasta donde llegó el comandante Honorio Bustamante Zúñiga y
el agente Juan Reyna para proponerle trabajar como escolta de los hijos del
ingeniero Luis Ramírez Ochoa, José Antonio y Miguel Ramírez Gómez, ya que,
argumentaron, los habían tratado de secuestrar en dos ocasiones.
Una vez que se puso de acuerdo
con el papá de los juniors, Mizrahi Colosio contactó a José Castaneira, adicto
a la cocaína, mariguana y alcohol, expolicía del estado y amigo personal del
comandante de homicidios, quien a partir
de ahí cuidaría de Miguel, mientras que Mizrahi escoltaría a José Antonio; como
pareja del escolta de José se les unió un sobrino de Mizrahi, bueno pal pleito
y que no se le rajaba a nada.
De este tipo de
‘botellitas’ consume el narcojunior para ‘bajar’ la cocaína que previamente
inhala.
Los sitios favoritos de José para
‘divertirse’ eran El Guadalajara Grill´s, Sr Frog´s y Pueblo Amigo, además de
El Rosarito, donde se tomaba ‘directo’ su bebida predilecta Herradura Reposado
para bajar la coca consumida, junto con Alfredo Hodoyan Palacios y un gorrón a
quien le disparaba la coca y las bebidas todos los días, que le decían El
Pochongo.
A la novia le regalaba perfumes y
joyas caras, además de hermosas flores con las cuales la convencía para
llevarla a pasear por diferentes lugares de Tijuana y de algunas ciudades de
Estados Unidos para que vieran la otra cara del junior que se desplazaba en una
camioneta Blazer (como la Yucón), una BMW y un Mercedes Bens valuado en 80 mil
dólares.
Ramón Arellano conseguía
las mejores mesas en los tiempos de los narcojuniors
La mamá de Nissa, Alejandro,
Alfredo y Agustín, Cristina Palacios Roji recuerda los días felices en que sus
hijos eran unos niños que se paseaban en triciclos, patinetas y bicicletas ‘en el arbolito’ hasta que se
les unió Ramón Arellano Félix y José Antonio Ramírez
Gómez para cambiarles la vida.
¿Lo reconoce? El niño
Ramón cuando se unió a los Hodoyan Palacio.
Fue hasta el 23 de mayo de 1993 en que supimos quiénes eran los amigos
de nuestros hijos, pues los nombres de los Arellano Félix salieron en todos los
diarios de la república mexicana, a raíz de la muerte del Cardenal Posadas
Ocampo. Sorprendidos nos enteramos que Ramón, amigo de mis hijos, era hermano
de los jefes del narcotráfico, mismo que con anterioridad se codeaba con
jóvenes del Instituto México y de la Ibero, por eso no desconfiábamos de él pues
era muy conocido en nuestro círculo social.
José Antonio trabajaba en una
empresa de su papá llamada RASARVER S.A. de C.V. con domicilio en Bulevar Agua
Caliente, Condominio Gallego, además de manejar una compañía de Importación y
Exportación (como ya se dijo) denominada JIART, domiciliada en el 301W 28th
Street en National City, California, U.S.A.
Don Luis Ramírez Ochoa llamó a su
privado a Luis Alberto Mizrahi Colosio para que le informara en qué negocios
andaba metido su hijo pues por la empresa RASERVER pasaba mucho dinero sin
comprobar las ventas que esos ingresos generaba. Mizrahi negó saber qué o a que
se dedicaba en el otro lado pues él pocas veces lo acompañaba, le confió que
sólo llevaba maletas, que no podía abrir, a determinados domicilios y de allá
traía otros que tampoco abría.
La familia Hodoyan Palacios tenía
dos agencias aduanales por donde José Antonio empapelaba parte de sus
mercancías, pero había otras mercancías que no se registraban pero aun así
conseguía el embalaje para que no tuviera problemas al cruzar la frontera con
rumbo a National City y otros lugares que aparecen en los expedientes
pendientes del narcojunior.
Agencia aduanal de los
Hodoyan en Larroque 331, Tijuana B.C.
Otra agencia aduanal de
los hodoyan Navarro en Eusebio Kino número 17529 en Tijuana B.C.
El viejo no se tragó el cuento
del guardaespaldas sin embargo no insistió en el interrogatorio pues se trataba
de su hijo a quien investigaba, evento que no
admitía seguir desconfiando por esas emociones encontradas que no le
permitían una conciencia tranquila – Sólo dile que se cuide – insistió el
profesionista – que no cometa cosas de las cuales después se arrepentirá.
Gran Marquiz del custodio
Luis Alberto Mizrahi Colosio.
Con el dolor propio del ego
lastimado pero con la conciencia tranquila porque no cumplió con el capricho
del junior matón, Mizrahi recordó cuando Marcos Reyna le entregó un chaleco
antibalas, credenciales para portar armas que había expedido el jefe de la
judicial, el vehículo y tres armas, además de las descritas, una 9 mm que
utilizaba su sobrino pareja.
Por la noche, al cavilar sobre su
destino, Mizrahi recordó que el Marcos Reyna le pagaba el sueldo de 300 dólares
semanales el cual tenía poses de homosexual pero eso no le quitaba el sueño. Le
produjo insomnio el enterarse la clase de barbaján que era el junior a quien
cuidó por varios meses y a quien protegió con su silencio cuando el padre le
exigía la verdad de las cosas que su hijo hacía.
En el semanario Zetaonline, al
buscar información sobre Alfredo Hodoyan Palacios leímos:
Los Arellano se
allegaron de muchachos de familias reconocidas.
A principios de los noventa, la
banda de narcotraficantes reclutó a jóvenes de familias prominentes de Tijuana,
algunos fueron utilizados para transportar droga, otros para acciones de
vigilancia y unos más para ajuste cuentas. Se les bautizó como narcojuniors.
Eran jóvenes de entre 18 y 25 años de edad, de
clase media y alta, que se involucraron principalmente con el Cártel Arellano
Félix, no por buscar riqueza, sino por adquirir fama como gánsters.
El fenómeno surgió durante el
gobierno de Xicoténcatl Leyva Mortera. Muchos crímenes se cometieron en ese
tiempo, sin embargo ninguno fue resuelto, todo lo contrario, fueron olvidados
para no afectar a los familiares de los implicados.
Xicoténcatl
Leyva permitió la intromisión del narco en BC norte, mientras que Víctor
Liceaga lo hacía en el Sur.
En 1992 la participación de los
narcojuniors fue evidente cuando un grupo de jóvenes encabezados por Fabián Martínez
“El Tiburón”, ejecutó a Estanislao y Gregorio Olmos González, así como a
Gilberto Díaz Langurén y a José Ubaldo Medina.
Los encargados de saldar la deuda
que Olmos González había contraído con el narcotráfico fueron Eduardo León “El
Lalo”, Alejandro Ramírez García, Fabián Martínez González, Alfredo Hodoyán
Palacios y Enrique “N” “El Vaquero”.
Fabián Martínez “El Tiburón” fue
señalado también como el autor principal en la muerte del ex subdelegado de la
PGR Ernesto Ibarra Santés en la Ciudad de México, así como quien acabó con la
vida del famoso boxeador tijuanense Jesús “El Bebé” Gallardo en un hotel de
Toluca. Por un tiempo desapareció y aunque varios aseguraban haberlo visto en
centros comerciales de San Diego o en fiestas en Tijuana, finalmente en 1998 se
suicidó en Zapopan, al verse rodeado por policías.
Su compañero Alejandro Hodoyán,
también desapareció. Tiempo después fue detenido, y en 1996, en una extensa
confesión que fue video-grabada, explicó métodos, dio nombres de operadores del
narcotráfico en la frontera norteamericana con San Ysidro y el Aeropuerto
Abelardo L. Rodríguez. Diferentes versiones se manejaron respecto de su
desaparición. Hubo quienes afirmaron que había sido secuestrado por la Policía
Judicial Federal o por militares, y otros más que estaba en Estados Unidos en
calidad de testigo protegido. A la fecha no se sabe nada de su paradero.
Revista
que narra la red de delincuentes que deseaban pertenecer al cartel de los
Arellano Félix, entre ellos los famosos narcojuniors de la talla de José Antonio
Ramírez Gómez, ex secretario de finanzas del gobierno de BCS.
Su hermano Alfredo Hodoyán
Palacios, fue detenido junto a Emilio Valdés Mainero en la Isla Coronado, en la
casa de José Ramírez, vecino de Elba Esther Gordillo, frente a la Bahía de San
Diego, acusados de asesinar al ex delegado de la Policía Judicial Federal en
Baja California, Ernesto Ibarra Santés y de disparar a Gustavo Miranda
Santacruz. Ingresaron al Centro Correccional Metropolitano de San Diego, y
fueron extraditados a México y trasladados a Almoloya de Juárez (La Palma).
Casona
ubicada en el paseo Álvaro Obregón (malecón de La Paz) que la leyenda urbana
magnificó como regalo del gobernador Víctor Liceaga a Xicotencatl Leyva
Otro hecho en el que participaron
jóvenes perteneciente a esta generación, sucedió en julio de 1994, cuando tres
jóvenes al intentar retirarse de una lava- matica de Plaza Río fueron
interceptados por ocho jóvenes armados que los secuestraron y después
asesinaron.
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