con leonel Cota
Prólogo
Este libro es un compendio periodístico
ilustrado, entresacado de los artículos que el autor consideró más importante
de la revista Cárcel Propia, al cumplir sus primeros XV años de denunciar a los
malos políticos, funcionarios públicos y delincuentes, que se han beneficiado
con el poder político. En los primeros días de su aparición, “voces amigas”
apostaron a que la revista saldría de la circulación o, lo más cruel, es que el
director aparecería con la panza verde en cualquier momento, todo esto por lo
temerario de sus publicaciones.
La revista se inició con temas como:
“Marihuana en barbacoa” y “Cárcel para un inimputable”, donde se denunciaron la
crueldad de los agentes de la PGR y lo inútil de los defensores de oficio,
ministerios públicos, jueces y magistrados.
En la segunda época reinicia con las
crónicas: “Beneficiario del narcotráfico”, “Personalidad delincuencial del
secretario general de Gobierno” y “La otra cara de un madrina”, que valieron
para ser investigados, los colaboradores, por tres meses hasta que se
convencieron que no pertenecían a ningún partido o grupo político.
Con esos primeros trabajos se publicó el
libro “Periodista Maldito” para apoyar al nuevo gobierno, pero el Leonelato lo
utilizó como herramienta política para satisfacer aviesas intenciones jurídicas
y sociales, traicionando a un pueblo ávido de justicia.
En la tercera época de la revista se rompió
con el Leonelato al descubrir el engaño de que se fue objeto, pues ellos se
dedicaron al homicidio, secuestro, tráfico de drogas, protección a
narcovendedores, venta de terrenos propiedad del estado y municipios, fraudes
electorales, farsas y mentiras que mantuvieron y mantienen al ciudadano
engañado.
Estos políticos, influenciados por una
mecánica elaborada por la CIA, hacen creer al elector que sus pleitos son
genuinos. Parodiando a un juego de fútbol, trataremos de ejemplificar los
engaños de éstos sinvergüenzas de oropel: Al momento de contender se echan de
la madre, se jalan la camiseta, se meten zancadillas, se golpean, ofenden al árbitro,
escupen al abanderado, a grado tal de
enervar los ánimos de sus seguidores que, en las gradas se pelean entre sí,
llegando incluso, a seguir el pleito en la calle y cada que se encuentran ya
que unos llevan la camiseta amarilla y los otros una azul.
Al llegar Leonel Cota a ocupar el puesto de
presidente nacional del PRD, sus desmanes en el territorio sureño de la Baja
California han sido peores a grada tal de colocar a toda su familia en puestos
de primerísimo lugar; éstos colocan a sus amantes en turno, compadres, cuñados
y socios en puestos de segundo nivel, los que a su vez contratan a malandrines
que les hacen el trabajo sucio a favor de su desmedida descomposición
psiquiátrica.
El
autor
El
narco tocó al PRD nacional
Con la llegada de Leonel Cota al perredismo
nacional, se advierte hoy que los tentáculos del narcotráfico escalaron a tan
golpeado partido político, ya que por todos lados fue atacado hasta que se
logró que los carteles de las drogas penetraran su independencia; primero
fueron los videos escándalos donde gente allegada a Andrés Manuel recibía
dinero de un empresario argentino. Los involucrados no eran de segundo o tercer
nivel ¡Eran casi las manos y brazos del candidato presidencial López Obrador!
Luego entonces que no nos vengan con el cuento de que no sabían qué era lo que
hacían las gentes con los que compartió primero su sueño y luego hizo socios de
sus ambiciones.
De Leonel Cota dice un escrito elaborado por
la mano de uno de sus colaboradores más cercano, y que mostraremos a la
autoridad que así lo solicite, asegura que se reunió, al inicio de su campaña
para Gobernador, con gente del cartel de los Arellano Félix, en el restaurante
“El Taste” de las calles Álvaro Obregón y Pineda de La Paz Baja California Sur,
donde le entregaron un maletín conteniendo miles de dólares; observó la entrega
un diputado federal, Saúl González y, por accidente, Manuel Castro Amador a
quien, según su dicho, por la noche le llevaron un fajo de billetes a su casa para
que le diera rienda suelta a su afición por la bebida.
Esa tarde le habría ordenado Leonel Cota a
Saúl González que le abriera otra cuenta bancaria en el Banrural de las calles
Allende y Serdán, “por aquello de que nos cambie el panorama político” serían
las palabras que le agregó en lo oscurito.
Otro día, en el Ejido El Centenario, Manuel
Castro Y Saúl González, sostuvieron una temeraria plática: “Cómo van las
cosas”. “Muy bien muy bien”. “Oye y cómo le hicieron para lograr juntar más
dinero”. “Mira Manuel, no importa de dónde haya venido el dinero, ni quién lo
haya entregado, lo importante que ya contamos
con más de lo que creíamos”. “Oye Saúl, tengan
cuidado, no agarren dinero nomás por agarrar”. “Amigo Manuel, de dónde venga es
bueno”. Se despidió alcanzando a oír “Manuel, en la noche te veo”. En esa
ocasión no hubo video, como repetidamente se defiende Andrés Manuel en contra
de sus adversarios.
En Psiquiatría existe una verdad
incuestionable: Quien trata de ocultar su vida, acusa al adversario de sus
propias miserias. ¡Eso es el nuevo Andrés Manuel manipulado por “sugerencias”
de Leonel!
López Obrador dejó de ser autónomo, sin él
darse cuenta hoy recibe órdenes subliminales del narcotráfico. Que no nos
sorprenda: El otrora gobernador de BCS es malo, perverso, pues en sus espaldas
lleva el recuerdo de haber ordenado la desaparición y muerte de Gilberto “el
mañanitas” Amador Talamantes; en sus complicidades carga con la desgracia que
le causó a las familias Carballo Miranda, Valencia Hirales y De la Vega Gómez.
El cambiar de Residencia Oficial de Los
Pinos a Palacio nacional, fue idea de Leonel pues en B.C.S. el ardid le sirvió
para engañar al pueblo que votó por él. Vivió en su casa de interés social y
rentó la residencia oficial El Caimancito para eventos especiales que luego
cambió por El Acuario llevándose todo lo que ahí existía: Muebles Luis XV,
cuadros de estupendos pintores, cristalerías carísimas, juegos, figuras
artesanales, libros, etcétera.
En su momento, otra mentira de Leonel que le
valió para engañar a sus seguidores, fue que mostraría la bitácora de vuelos
del jet privado de su predecesor, bitácora que ”se perdió” pues ahí se anotaron
sus amarres oscuros. No cumplió. En cambio, para acallar las voces del pueblo,
intimidó a su antecesor con persecuciones a sus colaboradores para después
negociar a su favor. A Oscar Cota, su excuñado, le quitó la casona de 5 de mayo
que dio a su hermana Georgina Cota Montaño. Hoy la rentan al PT.
Carrera
delincuencial de Leonel
Cuando Rosadelia “vendía” terrenos junto al
amante de su hermana Gina y padre de Ulises, Oscar Cota Olachea, Leonel recibía
“comisiones” que le permitían ahogar su hambruna galopante, pues así lo
evidenciaba cada día que llegaba ante su gran amigo César Aviléz para que le
limpiara las bujías a su “pangón” que usaba como transporte: El aceite que
subían las bujías permitían que el humo saliera en grandes cantidades, evento
que le permitió el mote de “carro fumigador” – ja ja ja – reían alegres los,
entonces, grandes amigos. Luego que Leonel fue importante se olvidó de dónde
venía. Se olvidó de los amigos.
En esa época de “ventas“ de terrenos
contaban con la impunidad de los funcionarios y políticos del PRI, partido que
parió a Leonel Cota gracias a la buena voluntad de Antonio Benjamín Manríquez
Guluarte que lo “rescató” de las redes maoístas que amenazaban con matarlo de
hambre.
Bien, junto al abogado conocido como “el
gordo” Fenech, Rosadelia y Leonel metieron por 4 años a la cárcel al líder de
Colonias Ramón “el moncho” Flores, pues si no lo hacían se descubriría las
ventas ilegales dobles ventas y ventas por debajo del precio real a colonos de
parte del Gobierno y Ayuntamiento en turno.
Una vez que Víctor Liceaga nombró Secretario
General del Ayuntamiento a Leonel Cota, Ayuntamiento que presidió Antonio
Wilson, el Güero Cota sacó de sus alforjas lo aprendido con su excuñado pues
vendió calles en la colonia Juárez (conocida como La Posada) y callejones de
acceso en las inmediaciones del Mercado de Abasto donde hizo compadre al
“señor” Cervantes, amigo y socio de los comandantes de la PGR que pasaban por
su cuota cada que llegaba un trasporte con droga.
De ello se percató Francisco Javier Márquez
Guluarte a quien entregó 30 millones de pesos, una noche oscura, en los
alrededores del Teatro de la Ciudad para que no lo denunciara públicamente.
El “profe” como le conocen al hijo del “pela
vacas” se construyó una casona en un predio de San Pedro B.C.S. donde recibe a
Leonel Cota Montaño. En una de esas reuniones le entregó un permiso para vender
cervezas, abrir un bar, ampliar sus casas de renta y la concesión de una
gasolinera. Con ello compró el silencio del director del periódico “Tensión
Sudcaliforniana” que “curiosamente” ya no se edita.
En la Colonia Juárez, conocida popularmente
como La Posada, como ya se dijo, vendió y permutó banquetas y áreas verdes por
instrucciones de su jefe, padrino político y Gobernador en turno, Víctor
Liceaga. Para ello influyeron en los diputados del “H” Congreso que lanzaban
edictos y boletines “lavando” las fraudulentas y jugosas ventas en beneficio
particular.
En aquel entonces se toleraba todo, diría el
propio Leonel Cota, para justificar sus robos, desde el poseer carros robados
en el extranjero, hasta el inventar nombres y apellidos para “adjudicar” los
famosos “prestamos a la palabra” de 9 millones 600 mil pesos que “bajaban” de
los recursos de PRONASOL, dependencia comandada por el malogrado Luis Donaldo
Colosio Murrieta.
Esos “prestamos” los manejaba directamente
Leonel Cota desde la Secretaría General del Ayuntamiento, ante un tesorero que
no podía soportar el cuantioso robo, evento que empujó a Roberto Núñez Formentí
a tomar la decisión de renunciar al cargo, demostrando con ello su honestidad y
honradez a toda prueba.
El compadrazgo que inició con los Cervantes
del Mercado de Abastos, le generó el pensamiento de crear su propio cartel de
mafiosos, para darle rienda suelta a sus frustraciones, privaciones y amarguras
de infancia y, sobre todo, de esa juventud equivocada al haber nacido del
lúmpen compuesto por aquellos Cota, Montaño, Agúndez, González Rubio que se
dedicaban al juego de barajas, carreras de caballos, peleas de gallo, pleitos
de cantinas, asesinatos por sus mujeres infieles, como la del señor Olvera, en
la población de Miraflores, Baja California Sur.
Al vivir frente al SOBARSO, en la casa del
profesor Montaño, padre de su prima y hoy ex-flamante secretaria de educación
pública, se alió a jóvenes con orientación maoísta unidos a células comunistas
del PRT, EPR, Antorcha Campesina, Liga 23 de Septiembre y demás grupos
hambreados, formados por la necesidad de sobrevivir.
Dadas esas condiciones, los Cota Montaño
formaron una organización delincuencial que inició el propio Leonel Cota, junto
a su patiño y secretario privado Alberto Ceseña, todo esto el 20 de marzo de
1998, día en que legalizaron la venta de un polígono del Cerro de la Calavera a
un precio muy por debajo de su precio real; Ernesto López Cinco se prestó para
“lavar” la venta alegando que los dineros los utilizó en la cuenta corriente
para el pago de nómina. Un regidor se benefició con parte de esos dineros, pues
les vendió una vieja casona que le servía de carnicería a su hermano conocido
como el Molacho, donde se veían llegar al “Raca”, al “Telechea” y otros mañosos
más de la localidad. Hoy esa vieja casona ocupa las instalaciones del Registro
Civil Municipal de la calle Allende, para mayor precisión.
Juventino, Rosadelia, Ricardo Gerardo
Higuera, Carlos Montaño, Benito Murillo, Manuel Salgado Amador, “el puchas”
Castro, “el tito” Piñeda y otros lavacerebros, conformaron varias
organizaciones políticas con instrumentos para copar líderes y conciencias y
luego penetrar en el Partido de la Revolución Democrática con la unción de
Leonel Cota Montaño como dirigente nacional. El subcomandante Marcos y
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano advirtieron algo podrido en el Güero Cota, pero no tenían los elementos para
debatir el origen de este narcopolítico que, por cierto, cuenta con ideales de
aventura sembrada por el Che Guevara, y desde luego, inserta en toda esta
“casta” civilizadora del doble discurso.
Estas mentes bien entrenadas al inicio del
gobierno perredista choyero empezaron a tener conflictos por la falta de
legitimidad en la administración leonelista, fenómeno que se advirtió con la
salida de Manuel Salgado de la Dirección de Gobierno al no ser premiado con el
puesto de Secretario General. Se fue al Verde Ecologista donde negoció después
de su derrota. Otro evento que evidenció lo anterior fue la salida del doctor
Benito Murillo al no ser premiado como presidente municipal. También Carlos
Montaño tomó sus maletas al no ser tomado en cuenta en su loca carrera
política. Otro resentido fue Rodimiro Amaya Téllez pero éste tuvo que ceder a
sus pretensiones por influencias del cartel que Gobierna a los leonelistas.
También Alfredo Porras Domínguez marcó la raya junto a sus más cercanos
seguidores, raya que tuvieron que borrar por hambre o por presiones de los
mañosos que rodean a los perredistas, adueñados del Comité Ejecutivo Nacional.
La descomposición generada por éstas tribus
empujó a que sus hijos y sobrinos demostraran sus miserias en ejecuciones,
(Salo y Palomino) riñas callejeras (muerte de Lalo Valencia) asesinatos a
mansalva (la de Sergio Carballo) desapariciones (la de Norma de la Vega)
narcomenudeo de cocaína (afloraron con la muerte de Gilberto el mañanitas
Amador Talamantes, cuerpo encontrado con los testículos arrancados) La
descomposición social desde ese momento empezó a tocar a la Comunidad
Internacional por las consecuencias degenerativas que en el Comercio afloraron.
Los “intelectualoides” del perredismo
sudcaliforniano hoy pretenden hacer
creer que se preocupan por los toxicómanos y por las víctimas de la violencia;
en realidad se benefician, como así lo sabemos, por la desestabilización que el
narcotráfico ha generado en los sectores financieros, hotelero y empresarial.
Bien, desde que fue presidente municipal de
La Paz, Leonel Cota, ya no tuvo que repartir los dineros de sus componendas, ya
que marcó su separación con el PRI al distanciarse de los mercadistas cuando
ingresó sólo 4 millones 17 mil 888 pesos que el arquitecto Manuel Díaz Rivera y
esposa Leticia González de Días le entregaron con la venta del multicitado
polígono del Cerro de la Calavera y que oficializaron en la notaría pública de
otro ahijado de Víctor Liceaga, Jorge Álvarez Gámez, con el número 9643 del 20
de marzo de 1998, con clave catastral 101- 005 – 233- 001, con una superficie
de 66 hectáreas, cuando en realidad el costo por metro cuadrado oscilaba entre
40 y 80 dólares, lo que en total representaría, lo mínimo, 26 millones 400 mil
pesos. Sin precisarlo bien se pudo haber embolsado 22 millones de pesos
correspondientes a las Arcas Municipales, delito que está pendiente de incoar
por la vía judicial.
Nadie le objetó jurídicamente nada, ni el
propio Guillermo Mercado Romero. Tampoco los regidores le reclamaron la
fraudulenta venta pues ellos recibieron una fuerte cantidad en vales de
gasolina, boletos de avión, becas para sus hijos, terrenos en playas y predios
rústicos que hoy convirtieron en granjas
de camarón y crías de avestruz.
Hoy día esos regidores, como premio a su
silencio, son funcionarios públicos y políticos con futuros promisorios. Leonel
justificó esa venta para el Desarrollo Turístico y Conjuntos habitacionales.
Luego de tantos años el proyecto se mantiene sin inversión. Para este fraude
contó con la complicidad del Delegado del INAH y esposo de, dicen, una de sus
socias, pues como es del dominio público dicho polígono era patrimonio
histórico de la entidad.
Desde entonces el líder nacional del PRD ya
contaba con el catálogo de las propiedades susceptibles de venta, traslado,
negociación o componenda. Hoy, el Güero Cota, se quedó con la lista nacional de
bienes que pretendía vender.
En su abusivo ejercicio municipal, el 14 de
noviembre de 1997 liberó al Transporte Urbano para que sus hermanos salieran
beneficiados. La compra-venta no fue legalizada por Cabildo ni por los
Diputados, lo que hace que esta
operación carezca de legalidad; puede, el actual alcalde
nulificar la componenda pero como “el puchas”, como le conocen sus amigos al
Edil, es del mismo equipo de narcomafiosos, hasta el adeudo con Infonavit
cubrió para que libraran de posible cárcel a su cómplice Leonel, por lo tanto,
la “venta” permanecerá como tal hasta en tanto no tome las riendas otro partido
o grupo de políticos honestos.
17 días después de su triunfo como quinto
Gobernador Constitucional del Estado de Baja California Sur, encabezó en
Tijuana B.C. la legalización de la empresa mercantil “Comercializadora World
Trade S.A. de C.V.” signada por el corredor público José Guadalupe Gutiérrez Ramírez,
el día 24 de febrero de 1999, suscribiéndose como propietarios Eugenio Collins
Sánchez, hermano de la que sería subsecretaria de finanzas, Maribel Collins, y
Jaime Collins Cota, primo de ambos, facultada para comprarle al
Gobierno de Baja
California Sur, desde un avión, alimentos, artículos deportivos, madera,
licores, textiles, aparatos electrónicos, vehículos automotores, motocicletas
terrestres y acuáticas, vehículos turísticos y vacacionales etcétera. Ningún
objeto susceptible de compra quedó fuera de esta lista. Miles de millones de
pesos “lavó” Leonel por medio de esta “empresa”.
Cuando el Gobierno federal decidió cancelar
el proyecto salinero del kilómetro 40 en los salitrales de San Ignacio, el
presidente Ernesto Zedillo envió 47 millones de pesos para que el Estado
compensara la cancelación en beneficio del pueblo creando proyectos
productivos; Se constituyó FONDESA pero los dineros no se ejercieron con
transparencia en la Costa Pacífico Norte.
Con la venta del avión, pretexto de campaña,
se integró un fondo de 30 millones de pesos para pequeñas empresas, pero todo
el dinero se canalizó en nombres y apellidos fantasmas, como aquellos famosos
“créditos a la palabra” de 9 millones 600 mil pesos que manejó Leonel a su
arbitrio cuando fue secretario general del ayuntamiento. Unos pocos seguidores
del Güero Cota, como le conocen al líder nacional del PRD, se beneficiaron con
parte de esos dineros que jamás pagaron.
También al inicio de su mandato compró 100
hectáreas al Ejido Cabo san Lucas a 30 pesos el metro cuadrado, en lo que es
ahora Mesa Colorada. Debido al jugoso negocio que representó ese predio, a los
meses compró otras 100 hectáreas pero éstas, supuestamente, a 80 pesos el metro
cuadrado que después “vendería” a la empresa Homex en 60 centavos dólar, cuando
ya se valuaban en 12 dólares el metro cuadrado. Le corrió tres dígitos (como lo
haría Carlos Salinas con la moneda mexicana)
embolsándose 1 millón
200 mil dólares pues sólo 20
hectáreas trasladó en dominio para Homex. Las 80 restantes le sirvieron para
jalar agua a su molino.
El 15 de diciembre de 1999 el embajador
estadounidense Jeffrey Davidow le reclamó a través de una carta diplomática
sobre el paradero de cuatro contenedores que servirían para instalar una sala
de operaciones, una unidad de cuidados intensivos y una estancia de
emergencias: “Se nos ha informado que aparentemente las hermanas Carmelitas,
receptoras originales, solo recibirán parte de la donación. Esto me preocupa ya
que al redirigir la donación de manera total o parcial, estamos arriesgando el
apoyo de infraestructura vital de los ciudadanos estadounidenses que tan
generosa y amablemente hicieron que esta donación fuera posible”. Con argucias
respondió pues le ofreció la separación de Baja California Sur del pacto
federal y la posibilidad de ponerle una estrella más a la bandera
norteamericana.
Davidow se dejó venir en caravana por toda la
península alegando ante los medios de comunicación que venía en viaje de
placer; no tuvo precaución pues dos meses antes había señalado a la prensa
nacional que ya había gozado de esas vacaciones en otro estado de la República.
¿Se imaginan lo que sucedería si hubiera llegado al poder junto a su cómplice
Andrés Manuel? ¡Entregarían a todo México!
Otro recurso que mal utilizó fue el del
Fonden pues únicamente a militantes de su partido benefició con casas del INVI,
láminas de cartón, fajillas, bloques, varillas, cemento, madera; luego quemó
las evidencias que se encontraban en el antiguo Molino Harinero; aprendió bien
de sus antecesores para que no le pudieran fincar responsabilidades. Primero
dijo que la quema la provocaron los mercadistas para enterrar las evidencias de
sus robos. Luego alegó que sólo libros viejos del INEA se encontraban en las
bodegas.
Siguiendo con el corredor de bienes del
patrimonio del Gobierno, se tiene conocimiento que vendió en 21 millones 101
mil pesos, al Grupo Soriana, representada por Arrendadora Durango, 31 mil
metros cuadrados en la ex base aérea, según decreto 1353 de fecha 31 de
diciembre de 2003. Ahí mismo, al grupo Cinépolis del País, le vendió
33 mil 250 metros cuadrados en 20
millones de pesos, cuando los terrenos estaban tasados en más, en mucho más, lo
que se deduce que en lo oscurito recibió su “comisión”. Esta venta la avaló el
“H” Congreso del Estado mediante decreto número 1359.
A su socio y cómplice cabeño Javier Arámburo
(familiar muy cercano del sujeto que fue sorprendido en el aeropuerto de San
José del Cabo con varios kilos de cocaína y que la “federal” de la entonces
Delegada de la PGR, Carmen Montaño, cómplice de Leonel, dejó escapar) le
entregó 150 millones de pesos para infraestructura de caminos rurales que,
lejos de renovarlos, se dedicó a la compra de ranchos en la zona más cara de
Baja California Sur con cientos de hectáreas que, seguro estamos, son de Leonel
Cota bajo la tutela de este prestanombres que, eso sí, le mejoró las cercas a
los predios.
Con dinero sucio, ni duda cabe, Leonel Cota
compró, bajo el nombre de Luis Raymundo Cano Hernández, 349 hectáreas con 47
áreas, en El Mogote; el supuesto desarrollo se proyectó en un privado de
Juventino Cota de las calles Isabel la Católica y Navarro, donde se
construirían Marinas, Condominios, Hoteles, Campos de Golf, Desaladoras,
Accesos con pavimento etcétera, desde el 15 de noviembre de 2002, bajo la
cláusula que si en 12 meses no se construían, el contrato de compraventa se invalidaba.
Pomposamente la empresa la denominaron Paraíso del Mar. Con ella se “demostró”
el PODER de los Montaño, pues grupos ambientalistas pregonaron que tanto El
Mogote como Balandra deberían declararse Patrimonio de la Humanidad. Pudo más
la ambición de Leonel Cota, ya que el acaparamiento se concretó violando lo
clausulado.
En el Ejido La Purísima utilizó a gente de
su socio Luis Cano para que se apoderaran de 360 parcelas, de una hectárea cada una, con 100 metros de playa,
en la ridícula suma de 100 mil pesos. También contó con la complicidad del
entonces presidente municipal Francisco Javier Obregón, quien les otorgó Cartas
de Residencia a cuanto “nuevo” ejidatario resultara, como aquellos famosos y
repetidos préstamos a la palabra de Pronasol que sacaban nombres de la manga.
La atención recibida de parte de Luis el
Güero Sosa, empujó a Leonel Cota Montaño a “comprarle” 600 hectáreas en las
inmediaciones de El Conejo B.C.S., en la ridícula suma de 20 millones de pesos.
En reciprocidad, Luis Sosa le regaló un rancho al Güero Cota en el estado de
Sinaloa donde tiene, además de otras cosas y animales, 40 caballos pura sangre
con valor de 80 millones de pesos.
El rancho la Misión, propiedad de su
familia, es hoy una progresista hacienda, como la que rescató el procurador
Fernando González Rubio Cerecer de su familia y que también convirtió en un
símil de La Ponderosa, aunque la suya se llame La Reina. Este abogado del
pueblo se vio envuelto en la entrega de dólares a las autoridades para dejar
pasar aviones cargados de cocaína cuando todo se toleraba según el dicho de
Leonel. Por aquellos aciagos días, apareció muerto el Rudy Villalobos; después,
los Carrola desmembraron esa banda conocida como La Puerta Negra de Alcalá, la
cual tenía en su nómina al hoy flamante procurador y cuñado de Rosadelia. El
amigo intimo del “abogado del pueblo”, hoy su
guardaespaldas, se atribuyó la muerte que en aquel entonces, por ser
menor de edad, le libró de ir a la cárcel.
En cuanto al descarado nepotismo, Leonel
Cota tiene en las diferentes nóminas del PRD a
más de 300 familiares de las cuatro grandes familias en el poder. Senadores,
diputados federales y locales, ministros, jueces, magistrados, policías, todos,
todos los puestos de primer nivel son comandados por sus cuñados, concuños,
compadres, sobrinos, ahijados, primos, hermanos, hijos, queridas, esposos de
sus amantes y aventuras ocasionales, vulnerando toda ética profesional y
administrativa, debido a esa ambición desmedida que lo caracteriza.
Las ventas en beneficio de su familia y
amantes es un hecho; el edificio de California Conection se vendió a un precio
irrisorio: 2 millones y medio. El predio La Pasión la enajenó Rosadelia para
edificar un velatorio que hasta la fecha no se inicia. Dicho predio se
encuentra a un costado del panteón de Los Sanjuanes con una extensión de 36 mil
metros cuadrados.
El Mercado de pescadores lo vendió en 2
millones de pesos cuando su valor real era de 2 millones de dólares al momento
de su venta; cuenta con 6 mil 720 metros cuadrados y una obra negra que
Constructora e Inmobiliaria se adjudicó para especular con el terreno ganado al
mar. Otra zona que vendió con vista al mar lo representan 6 hectáreas en El
Conchalito que se supone son reservas históricas del INAH.
El edificio de la colonia 8 de octubre,
conocido como la Conasupo, el Gobierno federal lo donó al Gobierno del Estado
junto a otros almacenes en Ciudad Constitución pero misteriosamente pasaron a
nombre de su familia, hoy lo rentan, con el nombre de un sinaloense, como otra
entrada a sus jugosas cuentas bancarias. El esposo de Rosadelia es quien
supervisa las rentas.
También los terrenos de Fidepaz, donde inicialmente
se construiría una terminal de autobuses y una marina, pasaron a la lista de
bienes enajenados por los hermanitos, dueños de vidas y haciendas de toda
sudcalifornia. Estos terrenos pertenecieron al rancho La Selva cuyo dueño era
el ex gobernador Agustín Olachea Aviléz. Precisando, para acceder a esos
predios, en tiempos de Echeverría se había creado un fideicomiso entre Nacional
Hotelera y Gobierno del Estado, lo que vino a poner en bandeja de plata la
forma para quedarse con ellos.
Seria odioso, tedioso y por demás aburrido
seguir con la serie de calamidades que esta “honrosa” familia tiene en sus
alforjas, sin demérito de las cuantiosa fortunas de los Jáuregui, los Guluarte
y los González Rubio que representan a los más criminales de éstos dos sexenios
del perredismo en Baja California Sur.
Por fin el mismo autor sudcaliforniano
completó su trabajo periodístico que noveló en su nuevo libro NarcoGobiernos
y hampones electorales de B.C.S. que ya está a la venta sólo por
pedido telefónico; llame al celular 13 7 30 72 y con gusto el propio autor lo
llevará a su domicilio. El costo podrá ser elevado pero, como se anunció en la
novela de Los Carrola, son 3 en 1.
Cuenta con el hilo conductor de Avionazo en
Baturi, Conspiración para matar a Edith y Los Carrola´s donde se puede advertir
con precisión los diferentes fraudes electorales cometidos por los
“Leonelistas”, así como con los escándalos políticos que se provocaron en los
diferentes golpes a las bandas del narcomenudeo donde participaban los hijos de
los funcionarios públicos, caídas de aviones cargados con cocaína protegidos
por varios políticos que se refugiaron en el PRD; también se habla sobre
asesinatos de aliados para que no fueran a revelar su relación con los carteles
nacionales de las drogas como el de los Arellano Félix, del Golfo, de Mazatlán
y del internacional de Cali, Colombia.
De haber llegado el PRD al poder
presidencial seguro estamos que la desgracia del pueblo de México sería peor de
lo que representa hoy día. Hago un llamado a la cordura; juntos saquemos de BCS
a ese grupo pernicioso que se adueñó del
PRD y que está acabando con la juventud por tanta droga que se vende en
beneficio de los Cota Montaño.
la edición completa esta disponible en pdf .....
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