Carlos Vega, manuel Ceseña, Leonel Cota, el Coreano.


¡En una celada cazaron a Carlos Vega!
Fue secretario del comandante ejecutado
Por Héctor Manríquez Wear


   Una semana antes de que Diego Armando Gastélum Villa vaciara la carga de dos pistolas calibre 38 sobre la humanidad de Manuel Ceseña Cota (30 de septiembre de 2007) el ‘Oaxaco’ le brindó una fiesta privada a el ‘Coreano’ y a su grupo GERI, en la población de Los Planes, B.C.S., a una hora de la ciudad capital, y puerto de La Paz.


   La descomposición al interior de la policía municipal, se inició con la ejecución del comandante general, a manos de puchadores que sirven a los intereses del Coreano y de Rosadelia Cota Montaño.

   855 días después, el día 2 de febrero de 2010, para ser exactos, una ‘señora’ llegó gritando, a la comandancia del sector 5, diciendo que le estaban robando en su casa. De inmediato Dos patrullas se trasladaron al lugar, donde una de ellas, manejada por el Cabo Pettit, al notar que sobre un vehículo estaba un sujeto que le dio a la marcha al llegar ellos, lo siguió por diferentes rumbos de esa colonia. Los dos agentes que iban en la otra patrulla, al ver que la entrada principal tenía una cadena rota, rápido, uno de ellos se asomó con las precauciones del caso pero fue recibido a balazos por los ‘presuntos’ ladrones. Como pudo tiró de su pistola mientras que su compañero Carlos Vega, sin armas, sin chaleco antibalas, ipsofacto se acercó a la patrulla solicitando apoyo por radio. Le respondieron que se esperara, que había un asalto en una tienda del centro. Carlos suplicaba pero lo mandaron por un tubo en los momentos en que uno de los matones le llegó por la espalda ‘cerrojándole’ un tiro que le atravesó el corazón; Carlos se dobló en los momentos en que el matón le decía: Esto es por el jefe.
   En eso otro patrulleros que se encontraban cerca del lugar, al llegar, se  bajó uno de ellos, pero también fue ‘cazado’ desde la barda de un tiro, luego le dieron el tiro de gracia, en la cabeza. Su compañero al ver la brutalidad de los sujetos, disparó el cargador de su arma para de ahí salir huyendo por entre el caserío y el monte donde salvó la vida, en los momentos en que los sicarios huían en la patrulla para refugiarse en la casa de la suegra donde les dieron la oportunidad de escapar.
   Siete minutos después llegaron diferentes cuerpos de inteligencia y de seguridad para ‘acordonar’ la zona: Dos muertos y un herido descubrieron los militares, marinos, policías federales, policías ministeriales, policías municipales, agentes de investigación choyera y perros de oreja, para enseguida las ambulancias levantar su pesada carga de muerte. Los jefes policíacos dieron su versión de los hechos: se trató de un robo
   Otro día, al percatarse que el pueblo y que los cumplidos policías, compañeros de los caídos no creyeron la versión del robo la versión fue cambiada por: Se trató de unos matones que venían de Michoacán a cobrar una deuda con el dueño de la casa. Se cuidaron de no revelar el nombre del dueño la residencia.
   Lo mediático empezó a confundir a los ‘analistas’ de cafés, ya que se publicó que: Trascendió que la versión del robo se cambió a un asunto entre narcos.
   Lo cierto es que el método de inferencias y la reina de las pruebas, producidas en la escena del crimen revelaron que los matones ya esperaban a los cumplidos, e infelices, policías caídos.
   La coordinación entre el Coreano y el dueño de la casa, para asesinar a Carlos Vega, fue tan precisa, que de ello quedaron cabos sueltos: En los momentos en que la ‘asustada’ dama llegó al sector cinco gritando que en su casa se estaba cometiendo un robo, la frecuencia de radio utilizada por el cuerpo policíaco municipal anunciaba que en un comercio de las calles Guillermo Prieto entre Santos Degollado y 16 de Septiembre se estaba cometiendo un robo... ni bien terminaba de informar el robo cuando anuncia otro en las calles de Valentín Gómez Farías entre Bravo y Rosales. La paranoia obligó a los diferentes ‘patrulleros’ acudir ‘al centro de la ciudad’, dejando al descubierto y solos a los que se enfrentaban a unos sicarios contratados por el amigo del Coreano para ultimar al exsecretario personal del comandante Manuel Ceseña Cota.
   La escena del crimen revela, como ya sabemos, qué sucedió, quiénes  participan,  qué mensaje dejan (en el caso de sicarios) quién ordena el ‘trabajo’ y porqué ejecutan el crimen: 1.- Los rateros comunes no se defienden a balazos. 2.- Los matones contratados para cobrar una afrenta no asesinan a otros distintos a los que fueron señalados. 3.- Los gatilleros dejan la marca de la bestia en el lugar del crimen.
   En las afueras de la casona, quedaron los cuerpos de los dos policías muertos, evidenciando ‘huellas’ de que fueron esperados desde distintos ángulos para iniciar, los ocultos matones tras la periferia de la barda, la balacera al mismo tiempo. Los impactos alcanzaron los cuerpos de los agentes municipales que, al no portar chaleco antibalas, cayeron muertos al instante. Sólo uno de ellos, que sí llevaba chaleco, quedó mal herido y otro más logró escapar al terminársele la escasa dotación de 6 tiros en el cilindro de su pistola.
   Los matones huyeron tranquilamente pues contaban con el camino despejado por el ardid del dueño de la abandonada residencia, y del Coreano: Llamar la atención de los diferentes grupos municipales para que llegaran tarde hasta la apartada colonia donde sucedieron los hechos reales. Lo mismo ocurrió cuando mataron al comandante: Llamaron por radio a los agentes del sector dos, donde se encontraba el domicilio del ejecutado, para que acudieran a la clínica del ISSSTE donde estaba un compañero grave. No fue así, no había ningún policía grave, ¡vaya! ni siquiera alguno en consulta. Lo que sí se demostró, es que ¡distrajeron la atención para que los matones huyeran!.
   Los peritos y los diferentes cuerpos militares y policíacos, se percataron, el mismo 2 de febrero de 2010, que sobre la barda perimetral de la residencia había una pistola utilizada en la celada. La reina de las pruebas nos dice que esa es la marca de la bestia: el matón de Carlos Vega la dejó en ese lugar para demostrar que el trabajo se cumplió al pie de la letra.
   Cierto día en que el reportero y autor del libro Comandante Manuel Ceseña Cota, crónica de una ejecución, trataba de entrevistarse con el comandante Fernando Flores para conocer la detención en la Población de El Pescadero BCS, a manos de la SIEDO, de uno de los pistoleros de Antonio ‘Tony’ Córdoba, prestanombres de la familia Cota Montaño, fue invitado por el comandante para que se acercara hasta donde él se encontraba sentado al lado de otros policías tomando café en las afueras de las oficinas, en una especie de desayunador.
   Una vez al lado de ellos, se dio cuenta que uno de los acompañantes del comandante era el mentado Coreano – Siéntate – le dijo Fernando la notar el desconcierto – ¿gustas un café? – le invitó al momento de extender la mano para recibir el saludo del recién llegado. Para no ser descortés, el reportero saludó a todos, incluyendo al Coreano al cual recién lo había exhibido como el autor intelectual en la ejecución de Manuel Ceseña Cota.
   Luego de algunas palabras sinsentido, dejaron solo al reportero con el ‘flamante’ jefe operativo, por la gracia del Güero Cota, líder del cartel de choyeros, beneficiarios de la política lúmpen – Un administrativo te pasó los documentos que citas en tu libro – le dijo para tratar de sorprenderlo.
  -- No, para nada – le regresó la embestida – el que menos te imaginas filtró todos los informes que el comandante levantó de acuerdo a sus funciones.
  -- Ese güey  ya está bajo tierra – dijo sin respeto alguno por un compañero caído en el cumplimiento de su deber – es más – añadió – Carlos Vega estaba en el canal ocho cuando llegó la licenciada Frenee y se subió a mi carro.
  -- No, a él no lo conozco – mintió – a mi casa llevaron el video que te tomaron ese día cuando llegó tu chofer a dejarte un paquete de dinero que repartiste con la licenciada – le dijo para tratar de hacerlo voltear y verle a los ojos.
  -- Todo lo que dices en tú libro es cierto, pero no nos va a pasar nada porque en esta cosa están metidos todos, desde el presidente de la República pá bajo – dijo convencido.
  -- Sin embargo está combatiendo el narco...
  -- ¿Crees que lo está combatiendo? – siguió con su cuestionario afirmando -- ¿Por qué no detienen los embarques con varias toneladas de cocaína?, ¿No hay soldados donde quiera?, ¿No es por ahí donde pasan los embarques?, no, no pierdas el tiempo buscándole tres pies al gato. El cocinero te dejó entrar dos veces a su cocina, a la tercera te vaciará el aceite hirviendo – dijo haciendo un ademán con su mano izquierda como semejando sostener un sartén volcándolo a la cara del reportero.
  -- Mírame a los ojos – le pidió.
  -- Si te miro será el día que te vaya a perjudicar, no me gusta verle a la cara a nadie nomas por mirarla -- dijo pensativo como corrigiendo lo que pensaba, luego añadió – el día que vengan por los mañosos que viven aquí (en La Paz) no cabrán los aviones de la PGR para llevarse a todos – siguió con su amenaza velada al referir – todos los días te veo frente a la panadería del mercado Madero – como no vio reacción alguna del reportero agregó – yo voy al pan ahí, y tú no te das cuenta.
   El lenguaje corporal descubre 750 mil acciones que la palabra no dicha por el sujeto activo oculta; por ello el reportero trataba de escudriñar a través de las facciones del interlocutor lo que el subconsciente contenía, sistema que perfeccionó al entrevistar a los reos en las diferentes cárceles, mismos que comúnmente mienten para engañar a los jueces. El método de inferencias consiste en deducir una cosa lógica a través de otra cosa lógica. Por su parte la Reina de las Pruebas es la ciencia pericial que determina el modus operandi del sujeto activo, mismo que refleja el perfil del ignoto que lo ejecutó.
   A partir de la muerte del comandante Manuel Ceseña Cota, Carlos Vega fue atosigado para que renunciara. Lo cambiaron del área administrativa a la población de Todos Santos donde podría ser ejecutado por cualquier ‘puchador’ que controla la zona bajo el amparo ¡del propio Coreano!, para beneficio de Rosadelia Cota Montaño. Luego de que se intercedió por él, fue cambiado al sector 5; de ahí pasó al 4, para a los días regresar al 5, donde trabajó por última vez.
   En esos días de tribulación trabajó en una farmacia por medio tiempo para completar de cubrir sus necesidades personales, y un préstamo que le sirvió para comprar un carro y cubrir parte de la edición del libro Comandante Manuel Ceseña Cota, Crónica de una ejecución.
   La intrepidez del joven policía fue la causa de su muerte: Acompañaba a la viuda a los diferentes lugares donde exigía justicia, protagonizaba marchas, exigían esclarecer la verdad, se entrevistaban con políticos para enderezar los trámites del pago del seguro, pensión por viudez; también se hizo novio de la hija del comandante quien, meses después, al notar el arrojo de su galán optó por renunciar a ese compromiso – No quiero que te suceda lo mismo que a mi papá – le comentó en son de justificación. Aun así siguió acompañando a la viuda.
   Cierto día en que Carlos Vega se entrevistó con el reportero autor del libro, este le dijo que no se dejara engañar por la viuda porque lo estaba utilizando para ella sacar provecho  por  la muerte del comandante – No -- respondió un tanto nervioso, bajo las oscuras  sombras de un árbol de tamarindo, que se encontraba en el terreno de la casa particular del director de esta Revista – ya me trae el Coreano – le dijo para desviar la plática de la suegra – se me queda viendo como diciéndome que algo me va a pasar.   
  -- Renuncia – le pidió el director – ya tienes trabajo en la farmacia.
  -- Sí, pero es sólo medio tiempo y debo mucho.
  -- Qué dice la señora, ¿cuándo va a pagar la edición del libro? – Le preguntó
  -- No le han pagado el Seguro de Vida – mintió.
  -- Cuando estaba en el norte me dijiste que vendería un carro y que de ahí pagaría la impresión – lo atajó.
  -- Sí, pero no le alcanzó porque su mamá está enferma y a ella no le han pagado en Tránsito— volvió a mentir para proteger los intereses monetarios de la viuda. Le había lavado el cerebro para engañar al editor del libro, y que a ella le sirvió de mucho.
  -- Ya no te metas en chingaderas – le repitió -- ya sabía que la viuda sólo nos utilizaría para llamar la atención, hacerse la víctima y sacar provecho – luego añadió – yo lo hice por ti, porque tú si crees en la justicia. Acuérdate que ya te había dicho que una vez ella ya me había engañado al defender a su hermano ante la presidenta del tribunal superior de justicia.
  -- Bueno, ya me voy, no he comido, voy saliendo de turno – agregó -- anoche tuvimos una llamada de Todos Santos porque unos bandidos en una Hummer robaron en un Oxxo, nos dijeron que traían cuernos de chivo y rifles de alto poder...
  -- ¿No pidieron ayuda? – Sospechó el reportero que bien podría ser una celada del Coreano para ultimarlo. No le explicó lo que pensó.
  -- Sí, pero nunca llegaron – agregó – a mí me dejaron en donde están las piedras a la entrada de la colonia ¿te acuerdas? – le expuso en forma de pregunta para que  se  diera una idea del lugar – ahí estuvimos buen rato y yo sin chaleco ¿tú crees? – Añadió – y luego esta pistola sólo tiene 6 tiros.
  -- No hagas eso – le pidió el director – te debiste esconder entre el monte ¿Qué ventajas llevas contra unos cabrones que vienen bien armados y en carro reforzado?
  -- Sí, pero nunca llegaron, bueno ya me voy – se despidió al sentir que el director lo quería regañar.
   A los choyeros no nos importa que vengan por el ‘Teo’ García Simental, y después por sus hermanos. Que para llevárselos por, dicen ellos, ser muy peligrosos, utilicen helicópteros y un gran equipo en tierra al ‘desplegar’ un operativo peliculesco, tipo ‘Rambo’. Le importan lo interno, lo que sucede en casa, lo que le suceda a los Sudcalifornianos, Guaycuras y Pericues, y quizá a los Cochimies, pero hasta ahí nomás.
   Que se lleven al Tigrillo, que se lo lleven. Que se lleven al ‘Gus’, que se lo lleven. Que se lleven a Ruffo, ¡epa!, eso sí les interesa. Lo bueno que la SIEDO lo regresó inmediatamente, sólo le encargó que no soltara la lengua nomas por soltarla, que no hablara de más. ¿Qué es de más?... lo que ellos controlan. Punto. Sin comentarios.
   Que mataron al Cochi Loco, y qué. Que detuvieron a Juan García Ábrego, y qué. Que detuvieron a John Chapa, ¡epa!, eso llamó la atención pues se le vio al lado de Guillermo Mercado Romero colocando la primera piedra en Sonora entre Altamirano y Gómez Farías (residencial Puesta del Sol) donde se encuentra el logotipo de ‘Tachidito’ aquél mono japonés que TV Azteca utiliza para ‘amenizar’ a los protagonistas del fútbol mundial. Esa detención si nos interesó porque John Chapa le regaló un yate de lujo al funcionario de la Secretaría de Economía y Desarrollo Social, Santiago Coronel. Interesó porque construyó un negocio de tortas en las calles de Félix Ortega y 5 de Febrero donde ahora está el Mc Donald’s.
   Lo que hagan el Oajaco, el Chabelo, doña Hilaria, el Chicoteado, el Layo y su cuñado el Hugo Ontiveros, incluso el hermano de éste conocido como el Indio (¿verdad Ahumada?) el Villa, el Quiróz, etcétera, llaman la atención porque son mañosos ‘reconocidos’ de la localidad al servicio del Coreano y de Lenín Rodríguez, que a su vez trabajan para Rosadelia Cota y Narciso Agúndez, los dos de apellido Montaño, la primera presidenta municipal de La Paz y el otro Gobernador del Estado, ambos, por la gracia del Güero Cota.
   Lo que también llama la atención son las desapariciones, ejecuciones y asesinatos con saña cometidos en contra de los de por acá: la desaparición de Norma de la Vega Gómez llamó la atención porque se dijo que un sobrino del procurador la había ultimado. Llamó la atención la desaparición de Josefina Álvarez Ceseña porque se dijo que unos protegidos por otro González Rubio le había dado impunidad. Llamó la atención la desaparición de Olga Iris Vizcarra Angulo porque se dijo que un júnior de la 4ta Internacional la había matado. También se dijo que el procurador de ese entonces le había dado protección al matón. Por ello asesinaron a la luchadora social Norma Corona. Llamó la atención el brutal asesinato de Edith Agúndez Márquez porque a su matón le dieron protección policíaca y a su ordenador impunidad política en la administración de Mercado. Llamó la atención la desaparición de los policías, y hermanos, Maldonado Yánez, porque eran trabajadores especiales de Leonel Cota. Llamó la atención la ejecución de Manuel Ceseña Cota porque éste era enemigo íntimo del Coreano. Llamó la atención el asesinato con saña de Gilberto Amador Talamantes porque éste le gritó a Leonel Cota que su hijo y sus sobrinos tenían llena de droga la ciudad. Llamaron la atención las ejecuciones, en el mismo auto, del Salo, el Palomino y el Raya, porque eran los mañosos de la localidad que sirvieron a funcionarios públicos, ¡y vaya!. Llamó la atención la ejecución por confusión del hijo de un fotoreportero en las afueras del CREE porque los matones venían por el comandante Salomón Ricaldai. Llamó la atención el asesinato de éste último porque estaba bajo custodia de la gente de los González Rubio.
   Todas esas muertes deben las últimas 4 administraciones de Gobierno.
   Bien, recapitulando: de todos los mañosos ‘nacionales‘ se valen los candidatos para realizar las campañas políticas, como las de Liceaga, Mercado, Cota Montaño y Agúndez Montaño en la gubernatura. Por otro lado, de los mañosos locales se valen para las campañas de las Rosadelia y de los Joeles Villegas.
   Sin menoscabo de la anterior inferencia, Carlos Vega representaba una piedrita en las sandalias de la familia en el Poder, pues además de ayudar a esta editorial a construir el libro Comandante Manuel Ceseña Cota, crónica de una ejecución, a mediados de 2009, detuvo al joven Jan Tuchman Montaño al sorprenderlo robando en diferentes comercios de las calles Abasolo de la Encinas hasta la 5 de febrero. Esa vez lo remitió, ante el enojo del Coreano que sirve incondicionalmente, como ya se  ha  repetido hasta el hartazgo en este reportaje de fondo, al CERESO donde quedó recluido por algunos meses.
   La madre, la señora Rosalía Montaño Acevedo, directora del DIF municipal, prima hermana de Rosadelia y antigua hospedera del grillo izquierdista (que ha llegado a ser, hasta el día de hoy, el padrino de esta casta de revolucionarios muertos de hambre) de inmediato movió sus palancas para que el juez de la causa fallara a favor del exalumno de Oceánica.
   El ahora muerto Carlos Vega semana tras semana era citado ante el Juez que lo presionaba para que cayera en controversias, y de esa forma ayudar a la recomendación de los que ostentan el poder en BCS. Por esos vericuetos del dinero y del Poder el también hijo de Saúl Tuchman, júnior izquierdista que en sus años mozos se valió del hambre de las jóvenes para seducirlas, obtuvo la libertad sin que la institución le registrara antecedente alguno.
   Jan Tucham Montaño, un   día   antes   de   la misteriosa muerte de Carmen Rodríguez Fonseca, esposa del nalgón, capitán del yate donde fuera aprehendido el Tigrillo Arellano Félix, se le vio con ella en una casona de ladrillo que se encuentra en las calles de Guillermo Prieto y Encinas, donde junto a un tal Cristhian y el encargado del lugar, le quemaron las patas a judas. Consumieron de la droga conocida como ‘foco’ que a algunos les da por ofertar las nalgas y a otros abusar de sus parejas.
   Al día siguiente Carmen Rodríguez Fonseca apareció muerta, fuera de su picap, en una curva, según se va para Los Planes BCS. No hubo delito que perseguir, ni acompañante que respondiera las causales del accidente. La muerte quedó como una estadística más de personas que manejan sin precaución, en estado de ebriedad.
   ¿Por qué se sostiene que los jueces fallan a favor de la clase en el poder? Se tiene el antecedente bien fundamentado, y conocido, se citan: El hijo del Gobernador Alberto Andrés Alvarado Arámburo, cometió un robo y, para su mala suerte, la empleada se enterró accidentalmente un vidrio en el abdomen que minutos después, y por la tardanza de los policías, murió en el trayecto al hospital. La fecha fue el 6 de marzo de 1982. El ladrón fue protegido y en su lugar fue encerrado un inocente.
   Cuando el alfil de Leonel Cota dentro de las filas del PRI, Antonio Benjamín Manríquez Guluarte ‘el realeño’ se desempeñaba como ministerio público del fuero común, en estado de ebriedad arrolló al albañil conocido como el cachora, causándole la muerte en forma instantánea; se peló, no le prestó auxilio a pesar de escuchar sus lastimeros lamentos.
   El hoy diputado federal por el PRI, Isaías González Cuevas, secuestró con la intención de asesinar al líder gastronómico Norlberto Ceseña Ceseña, pero para la buena fortuna del secuestrado, un policía de caminos descubrió, en la cajuela del vehículo del chofer de Isaías González, la nocturna carga.
   A todos ellos, los jueces les han brindado protección, por, dicen ellos, órdenes superiores.
   El juez Víctor Viveros Villa dejó en libertad al asesino de la líder Licha Pedrín, por indicaciones superiores.
   El juez que conoció la causa donde el júnior, hijo de la familia Rodríguez, vendedores de autos usados, asesinara a dos niños y dejara lisiada a otro más, lo dejó en libertad por órdenes superiores.
   El magistrado que conoció la causa del joven que atropelló a los estudiantes de la UABCS, lo dejó en libertad por 50 mil pesos que entregó la persona que abogó por él.
   Todos, todos los jueces y magistrados reciben dinero u órdenes superiores, para eso los ponen ahí. Es mentira que exista separación de poderes. Es mentira que haya autonomía en la imparcialidad de la justicia.



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