cortometraje, Colosio, cartel de mazatlán
Proyecto de
novela y cortometraje
Enemigo gratuito
e incómodo pregonero
El
24 de enero de 1994 Enrique Soberanes Acevedo, agente de gobierno, fue detenido
por policías judiciales del Estado por órdenes de Guillermo Alfredo Salgado
Mendoza, director de gobierno, por negarse a pagar un choque de carros ocurrido
a mediados de diciembre de 1993 al entrar y salir, ambos, del estacionamiento
del palacio de gobierno por la calle Ignacio Allende.
En
noviembre de ese año, Guillermo Mercado Romero, gobernador de BCS, en un local
dental que se encontraba en la esquina de Belisario Domínguez y Navarro,
propiedad de Hugo Chiquett, local conocido por los vecinos como "La Jaula
de las Locas" ordenó que levantaran al periodista Jacinto Romero porque
habría publicado que su esposa estaba sumida en la bebida al enterarse del
amasiato de su esposo con su exsecretaria particular, Maribel Cosío.
Una
vez que Enrique Soberanes fue declarado, por quien se firma como comandante
Cornelio Cota Geraldo, asentó que Guillermo Alfredo Salgado Mendoza lo había
contratado para 'levantar' al periodista.
La
noche que el maniguetas (así le dicen al exgobernador Guillermo Mercado) ordenó
borracho y drogado que levantaran al periodista, el chiquiado (así le dicen a
Guillermo Alfredo Salgado Mendoza) aceptó con gusto cumplir la orden. Para ello
ofreció 3 millones de pesos, como ya se dijo a Enrique Soberanes Acevedo.
La
orden la suspendió Raúl Antonio Ortega Salgado pues un hermano del periodista
perdió la vida en un accidente carretero el 20 de noviembre de ese 1993, dos
días después de la oferta a Soberanes.
Era
tal la desesperación del chiquiado de hacerle daño al periodista que, sin medir
sus palabras, al estar borracho en el Bar La Casita, ubicado en las calles de
Esquerro y Ocampo, mientras Eusebio Chevo Higuera le rascaba a su lira, casi
exigirle al chorizo que le diera el dinero para que Soberanes cumpliera el
encargo. El guitarrista escuchó lo que pedía el beodo y drogado funcionario
público que hizo voltear al Tony (como le decían sus amigos) para donde cantaba
el Chevo el corrido del Cabo Fierro - Espérate- le dijo - durante la peregrinación
de la Virgen que lo levante- finalizó
Al
día siguiente el chiquiado, en estado etílico trató de salir manejando por la
calle Allende, y al momento Soberanes apresuró la entrada pues un tercer
vehículo venía por la acera izquierda, chocando casi de frente con el vehículo
de su contratante que le había hablado por teléfono para recoger el dinero.
Furibundo
el director de gobierno le exigió al agente de gobernación que le pagara los
daños puesto que él había tenido la culpa. No fue así. El Chiquiado intentó
salir por la entrada vehicular lo que lo convertía en responsable pues la
salida estaba a su derecha.
Caprichudo
como era (por eso le dicen el Chiquiado) lo amenazó con suspenderle la nómina
hasta en tanto le pagara los daños. Del ordenamiento por el levantón se olvidó.
En
enero, luego de cobrar quincena y segunda parte del aguinaldo, Enrique se negó
a pagar el choque pues estaba seguro que él no era culpable. Entonces el Chiquiado
habló con el director del policía judicial a quien le pidió que detuviera a
Soberanes como un escarmiento y para que supiera quién era el jefe.
Una
vez que Arturo el Triqui Sotelo, MP del caso, pidió al detenido para declararlo
se le informó que ya lo habían soltado porque amenazó con hacer público el levantón
del periodista.
Una
vez que se 'escondió' el informe policiaco, el Chiquiado a los meses contrató a
otra persona pero ese día le informaban que un hermano del periodista había
sido apuñalado en una fiesta (realmente se trataba de un primo hermano que
llevaba los mismos apellidos del reportero) lo que obligó a suspender de nueva
cuenta el ordenamiento del maniguetas.
De
pronto localizan en las cercanías del rancho El Ancón, a 22 kilómetros de la
ciudad de La Paz, el cadáver semiquemado del corresponsal de Gran Cadena Rasa y
El Heraldo de México lo que les hace idear un plan maquiavélico para culpar al
periodista objetivo.
Manzano
y el Cocula, policías judiciales del estado fueron comisionados para presionar
a Jacinto Romero haciendo como que les auxiliaría en la investigación. Para
ello se estarían comunicando por teléfono para que les dijera qué habría
indagado. 'Pedro' era el nombre con el que se identificaba para que les pasaran
el teléfono en la guardia de la judicial a los investigadores oficiales.
Fueron
días muy angustiantes para el periodista quien tenía un alejamiento con la esposa
por no querer compartir el temor que sentía al saber que algo grueso se traían
las autoridades en su contra pues dijeron que la pistola con que mataron al
corresponsal era de las mismas características que Jacinto Romero pretendió
venderle al director de la policía judicial del estado, 6 meses antes.
La
pistola 38 mm que sólo estuvo en manos del periodista un día, fue vendida por
el Comandante Escopinichi a un policía municipal pues Jacinto ocupaba el dinero
para los uniformes, zapatos y útiles escolares de sus hijos.
También
el comandante de homicidios de la PJE, Antonio Nieto, realizaba sus
investigaciones por separado mismo que estuvo presente en la prueba de
balística que se le hizo a la pistola, arma que le fue decomisada a un músico
ya que el policía municipal se la había vendido inmediatamente para su
resguardo personal pues ya lo habían amagado dos veces para quitarle el dinero
de la tocada nocturna.
En
esos días Jacinto Romero trabajaba para el semanario 7Dias que dirigían Juan
Antonio Flores, Carlos González, Manuel Lucero y Alejandro Taboada, mismos que
le ofrecieron su apoyo pues en cuanto sabían que no estaba, llegaban los
judiciales a buscarlo como un acto intimidatorio y para crear desconfianza contra
el reportero de la nota policiaca.
Estando
Jacinto desarrollando una nota periodística sobre dos gringas que habían sido
violadas por unos Todosanteños en la Sierra de la Laguna, llegó la viuda del
corresponsal quien saludó de mano sintiendo la misma carga corporal que sintió
Jacinto cuando un ingeniero también lo saludó de mano en enero de 1975, a dos
días de haber dado muerte con su Mustang a un policía que se dirigía a su casa
en bicicleta. Esa misma sensación le hizo creer que la viuda lo había matado. Jacinto siguió con su nota
periodística, dando la espalda a la visita que ya platicaba con Carlos y
Antonio. No se dio cuenta que a su chamarra, que estaba en el respaldo de la
silla, ella le introdujo un papel.
Esa
noche fue a una pachanga invitado por un hijo del profesor William, en una
casona de las calles Isabel la Católica entre Márquez de León y Normal Urbana.
Se
puso una guarapeta de pronósticos reservados pero su mala actitud, al intentar
servirse un trago de güisqui de la botella de una marimacha, le costó que una
dama, de dos que querían con él, no lo acompañara a la cama.
Otro
día sin dinero caminó hasta la carretera al Sur por donde de casualidad pasaba
un conocido de nombre Armando Puppo quien le dio raite hasta su casa y, para
tapar su deshonestidad, le regaló sandías y verduras que traía de Todosantos.
Ese fue el pretexto, le dijo a su esposa que venia del pueblo mágico.
El
mal ya estaba hecho. La esposa al sacudir y revisar la chamarra encontró la
carta que la viuda había introducido subrepticiamente, carta que hasta la fecha
no ha leído el reportero pero que fue la causal de mayor distanciamiento con su
la mamá de sus hijos.
Entre
otros periódicos Jacinto colaboraba para el Tensión Sudcaliforniana y El
Depurador, mensuarios muy aguerridos que tenían en jaque al gobierno
mercadista, incluso en el primero de ellos Jacinto publicó una especie de
amparo argumentando los numerales de la ley orgánica de la administración
pública que contenía el funcionamiento de la prensa (una especie de ley de
comunicación social) con el que obligó al gobernador a derogar, tiempo después,
el tratamiento constitucional con los medios.
Mientras
indagaba el asunto del corresponsal, al estar en las oficinas de El Depurador
llegaron a bordo de un carro blanco dos conocidos del director, los acompañaba
una dama en el asiento trasero, vendiendo armas largas y cortas que, según su
dicho habrían robado en un barco sin nombre anclado en el varadero de Abaroa.
Ya encarrerados agregaron que el barco estaba lleno de paquetes de cocaína y,
desde luego un arsenal de armas. Junto al barco estaban tres más propiedad del
Chalán Inzunza, entre ellos uno de nombre El Aladino.
El
director al día siguiente lo invitó a la dirección de la policía municipal
comandada por Teódulo Sanmiguel a quien le informó lo del barco. Teódulo dijo
que platicaría con el jefe de la capitanía de puerto y con el comandante del
4to batallón de infantería.
De
ahí se fueron con el director de la policía judicial del estado, Fernando
Antonio Gastélum Lara a quien también se le informó sobre el barco, la droga y
las armas. Este respondió que pasaría el dato a la PGR.
Al
pasar por la yarda del Azabache Moyrón, de las calles Las Garzas y General
Núñez, le pidió al director que lo dejara ahí pues sus amigos harían una
caguama que deleitarían con cervezas heladas. Como a la hora llegó un hijo del
yardero, quien era muy observador, diciendo que algo raro podría suceder pues
había visto a muchos sombrerudos en carros que usaban los mañosos, estos es
Grand Marquis, por diferentes rumbos de la ciudad y, desde luego en las
oficinas del PRI -Dicen que va a venir Colosio- remató
Luis
Donaldo Colosio Murrieta era el candidato a la presidencia de la República por
el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y estaría en las afueras del
Teatro de la Ciudad en un acto de proselitismo.
Luego
de comer y beber, el rabanito Domínguez, quién recién había vendido una picap,
invitó a Jacinto Romero al ranchito. De nueva cuenta el bohemio reportero,
quien contaba con buena aceptación entre las sexoservidoras, olvidaba con la
bebida y la fantasía, el acoso que sentía por las acciones perversas del
gobierno mercadista.
Otro
día estando en la casa de su vecino Rubén Martínez, pasó Renato Avilés Rosas a
quien le preguntó -¿Ya están listos? Renato respondió sin detenerse- No, Abortó.
La
intención del Renato, y de 36 amigos más, todos ellos ex convictos, era el de
presentarse en el mitin de Colosio encadenados para llamar la atención y
entregarle una petición donde le decían al candidato que eliminara la carta de
no antecedentes penales porque ello no les permitía conseguir trabajo. Rubén le
confío a Jacinto Romero que Renato llevaría una pistola entre sus ropas (Renato
tiene un parecido a dos agentes del Cisen, que mataron a los días del
magnicidio, y al Aburto)
Una
vez que entregó sus notas periodísticas y enterarse que el Chalo Rolland le
habría depositado dos boletos de una rifa de dos vochos que la SEP entregaría
al poseedor del número premiado, volvió a cruzar la acera por la calle Navarro,
cuando de pronto llamaron su atención el director de El Depurador quien era
acompañado de El Fantomas.
-Cuídate- le dijo el director al llegar.
Inmediatamente
terció El Fantomas-- hubo una rueda de prensa con el procurador y el secretario
general de gobierno donde se nos dio a conocer el perfil del que mató a José
Agustín --agregó-- te describieron we, atlético, alto, bigotón.
De pronto la cruda etílica confluyó con la cruda
emocional lo que lo obligó a beberse, más tarde, dos clamatos con cerveza,
hielo, limón y pimienta adornada con una hoja de apio y un camarón.
Como
a las cinco de la tarde regresaba a su casa en un nizzan rojo cuando de pronto,
por la calle Aquiles Serdán casi esquina con Márquez de León, llamó su atención
su excompañero de gobernación local Manuel Santana quien le dijo- Marte! (Era
el nombre clave con el que se le conocía en esa institución, en honor del dios
Marte) nos acaba de hablar por radio el Chiquiado para que nos presentemos con
urgencia en la dirección --agregó-- le acaban de dar de balazos a Colosio.
Colosio
había hecho su mitin casi al medio día en La Paz y de ahí se trasladó a
Tijuana BC norte.
La
información dejó perplejo al reportero, luego de despedirse aceleró para
escuchar la noticia por televisión. A media cuadra, antes de llegar a su casa
vio al Pato Gómez quien estaba platicando en la banqueta con Lupillo Domínguez
y acercó su carro para decirles que acababan de balacear a Colosio -Tas loco - le
respondió El Pato. Lupillo sólo se rió.
Al
entrar a su casa, con ansiedad prendió la televisión para escuchar los hechos
con Jacobo Zabludovsky quien en esos momentos intercambiaba información con
Talina Fernández.
Enseguida
una doctora declaró que el candidato había recibido dos balazos, uno en la
cabeza y otro en el tórax, los dos de distinto calibre.
Más
tarde un político salió a cuadro diciendo que el candidato había fallecido.
A
los dos días del magnicidio, Víctor Bancalari era golpeado en La Tinaja del
diablo por Renato Avilés Rosas cuando de pronto intervino Raúl López
protegiendo al bardo de la Bravo. El abusivo dejó de golpear no sin antes
amenazar diciendo que cumplía órdenes de Don Manuel.
Más
tarde Renato volvió a golpear, ahora con un palo, en el varadero de Abaroa al
poeta y periodista.
Víctor al sentir malestar se retiró a su casa de
las calles Nicolás Bravo y casi esquina con Aquiles Serdán donde entró al baño
para lavarse la sangre. De pronto cayó muerto a consecuencias de la golpiza.
La
muerte quedó como un accidente de casa.
Los
periodistas afines a los mercadista trataban de desacreditar a Jacinto Romero,
incluso tres de ellos fueron a declarar que el reportero era amante de la
viuda.
Los
ataques de la prensa nopalera en contra del prestigio de Jacinto Romero
arreciaron a grado tal de sumirse aún más en la bebetoria y renunciar a sus
tres trabajos; 7Dias, El Depurador y Tensión Sudcaliforniana.
A
mediados de junio de 1994 (a tres meses del asesinato del corresponsal) el
equipo Swat municipal, denominado Los Tiburones detuvo al militar Alberto Salas
Carrillo en posesión de cocaína y una pistola calibre 38. De inmediato fue
consignado a la PGJE que, lejos se turnarlo al MP federal, lo dejaron en
libertad, justificando el director de la judicial que recibió una llamada del
comandante de la tercera zona militar, pidiéndole que se lo entregara.
En
esos días el capitán del barco Benigno Santana fue levantado por agentes de PGR
comisionados en Tijuana, en las afueras de la tienda La Perla de La Paz,
contactando el licenciado Oscar Trevizo Rosas, a través de Juan Pablo López
Yee, abogado del despacho, a Jacinto Romero para que le ayudara a los hermanos
del capitán, en su localización.
Una
vez que aceptó, Oscar llamó por teléfono a los hermanos diciéndoles que en su
despacho estaba el reportero investigador. A los minutos llegaron dos tipos
diciendo el abogado que ellos eran. Después de la presentación y aceptación del
trabajo, Jacinto recibió 2 mil dólares de anticipo para que iniciara sus
indagatorias.
Todo el mes de octubre Jacinto se hizo acompañar
de un perito, un secretario del ministerio público, dos músicos y dos soplones
a quienes les invitaba cervezas y droga para que lo acompañaran en sus
investigaciones.
La
PGR supo de lo que hacía el reportero y de inmediato mandó quemar la camioneta
utilizada en el secuestro del capitán.
Al
andar buscando pistas se enteró que la PGJE preparaba algo por rumbo de
Todosantos.
Y
si, el 5 de noviembre un avión carabelle de fabricación francesa bajó en Lomas
de Baturi, con 15 toneladas de cocaína para el consumo americano. La nave no
pudo despegar porque el visitador regional de la PGR ordenó que le dieran un
bazucazo al no cumplir con lo acordado. Pilotos y acompañantes sufrieron
lesiones y quemaduras en partes del cuerpo los cuales fueron llevados a la
clínica María Luisa de la Peña de las calles Manuel Torre Iglesias e Ignacio
Ramírez.
Debido
a que toda la PGR BCS estaba entre los que apoyaban al cartel de los Arellano
Félix, además de la policía judicial del estado, por órdenes del gobernador
Guillermo Mercado Romero, los heridos una vez recuperados fueron dejados en
libertad.
Jacinto
Romero demostró, en su revista Cárcel Propia, la participación del
gobernador en el Avionazo en Baturi,
incluso otro libro le dedicó a esa historia.
Desde
luego que el gabinete trató de desacreditar al osado reportero contratando a
sus antiguos amigos del periódico El Depurador para acusarlo públicamente de su
participación en el asesinato del corresponsal. El periodicazo no pudo estar
peor para su familia.
Por
otro lado, un amigo de Jacinto de nombre Carmelo Pérez Damián que habría sido
operador de camiones y de ahí pasó a ser
chófer de Don Manuel el cual se enteró, por esa posición, la otra actividad que
desarrollaba el exgobernador de BCS, Víctor Manuel Liceaga Ruibal, conocido
como don Manuel, el cual tenía en la narconomina a todos los periodistas del
Estado.
Un
mes antes del magnicidio Jacinto Romero y el director de El Depurador compraron
un cartón de 24 cervezas en el depósito de La Carlota, de las calles Márquez de
León y Madero. Carmelo Pérez Damián pagó las cervezas pues habían acordado desarrollar
una nota periodística sobre la relación de Guillermo Mercado con el
narcotráfico.
Un
mensaje llegado al Bíper lo hizo despedirse de los reporteros no sin antes
prometer que diría toda la verdad si no le cumplía el Chorizo (secretario
general del gobierno mercadista) ese día no llegó pues lo ultimaron antes.
Del
gobernador Liceaga se supo que era aliado del cartel de Colombia y muy amigo
del segundo de a bordo, José Gonzalo Rodríguez Gacha, conocido como El Mexicano
o El Capi.
La persecución películesca no solamente se dio
por aire desde que entró a suelo mexicano por la frontera de Chiapas, sino que
cuando bajaron a la aeropista el equipo de Don Manuel ya estaba en el lugar
para bajar la droga y la silla, objetos que fueron resguardados en una casona
de las calles México y Ocampo para de ahí los chalanes dispersarse por
diferentes rumbos de la ciudad pues los militares eran quienes le daban
seguimiento a la droga que venía de Colombia.
Dos
de los perseguidos por los militares, en sus prisas, dejaron el pickup en el
que se transportaban enfrente de la escuela Conalep, de las calles Antonio
Álvarez Rico y General Núñez, para de ahí tratar de entrar en un bodegón que servía
de casa de campaña al candidato del PRI, Guillermo Mercado Romero. Los
detenidos resultaron ser un perito de tránsito municipal de apellido Servín y
un exmarino que dijo ser albañil.
Sobre
éste evento Jacinto Romero escribió sus investigaciones y el jefe de prensa del
gobierno del estado habló con el jefe de redacción del semanario El Guaycura
para que despidieran al reportero o de lo contrario lo quitarían de la
narconómina. Jacinto Romero fue despedido.
Años
después, Carmelo Pérez Damián sería ejecutado en el estado de Michoacán con más
de 50 impactos de balas de una AK-47, de las conocidas como Cuerno de Chivo.
De
esas muertes extrañas que rodearon la figura de Don Manuel se encuentra la del
senador Marcelo Rubio Ruiz el cual al fallecer, automáticamente Víctor Manuel
Liceaga Ruibal ocupó el escaño vacío por ser éste su senador suplente.
También
los presidentes municipales de Comondú y La Paz, el chato Covarrubias y el Toño
Wilson González, murieron extrañamente cuando eran investigados por los
diputados del estado, poder legislativo donde se les había iniciado un
juicio político. El uno falleció en un extraño accidente automovilístico y el
otro, según trascendió, después de que le aplicaron una inyección mañosamente
mal indicada.
El
enojo que tenía Guillermo Mercado Romero en contra de Jacinto Romero se había
acrecentado una semana después de la toma de posesión pues los militares habían
descubierto 2.7 toneladas de cocaína en una bodega atrás de Embarcaciones Díaz
S.A. donde sólo detuvieron al velador de apellido Gastélum.
La
gran mayoría de los periodistas sabían de ese almacén donde acudían los
funcionarios de gobierno, incluso un diputado constituyente estuvo en el lugar
donde a su vehículo se le agotó la carga de la batería, auxiliando en ello el
yonquero conocido como el Potato Mayoral.
En
su momento José Agustín supo a quién pertenecía la droga almacenada y
empezó a chantajear a los políticos quienes le dieron 50 millones de pesos por
su silencio.
Volvió
a pedir otros 50 millones de pesos para, les dijo, comprar una casona de madera
que se encontraba en la esquina de las calles Guillermo Prieto e independencia,
la cual vendían en 70 millones de pesos. Le prometieron que en unos días más se
lo entregarían pero como sabemos fue ultimado antes de la entrega.
Las
elecciones de 1996 ocuparon la atención de Jacinto Romero, pero lo que
sorprendió fue el gran fraude que hicieron los priístas Alfredo Porras
Domínguez, Leonel Cota y Enrique Castro para hacer ganar al segundo la
presidencia municipal de La Paz. Todo el paceño sabía que el PRI perdería las
alecciones pues las órdenes de aprehensión en contra de los judiciales del
estado, por su participación en el avionazo en Baturi, fueron hechas públicas
por Jacinto Romero.
La
viuda y la secretaria del corresponsal fueron detenidas después de que varios
judiciales del estado habrían manifestado su desacuerdo con 'empapelar' a
Jacinto. Incluso, delante del director de El Depurador el comandante Reynaldo
Pico Martínez le dijo a Jacinto lo que pretendía el gobernador y la oposición
de sus compañeros. Agregó - Si te detienen, vamos a renunciar.
La
decepción que le causaron los supuestos compañeros de prensa y un temblor de
más de 6° Richter, ocurrido en La Paz, obligaron a Jacinto a pensar en
construir un libro que, como asentara Federico Campbell en su prólogo: "..
un libro es un sistema de relaciones y puede escapar - como el ciclista que se
fuga del pelotón - a la superficialidad propia de los noticieros y a la
brevedad de los cables; puede conjurar la transitoriedad de los hechos y
procurar una permanencia inimaginable en el periódico que se tira a la basura y
se olvida el día siguiente"
La
desatención en el hogar obligó a su esposa a pedirle el 15 de enero de 1999 que
por favor ya no volviera a casa. Entonces Jacinto más se refugió en la bebida y
en la política pues en esos momentos era candidato plurinominal a diputado
local por el PPS, sin descuidar su intención de la novela.
Dos
años tardó en armar el libro Avionazo en Baturi que el Instituto de Cultura
patrocinó en su primera edición. Luis Barbosa, impresor de libros se rió de
Jacinto Romero al pretender el tiraje de mil ejemplares - A Félix Ortega le
imprimí 500, regaló 50 y aquí tengo el resto pues no hay quien se interese por
leer aquí en Baja California Sur
-- No importa don Luis - insistió Jacinto – ésta
edición me la paga Gavito González.
Seis
meses después de la presentación de la novela, Jacinto volvió a la imprenta
para que le imprimieran otros mil. Incrédulo Don Luis le dijo que era la
primera vez que alguien vendía tantos libros.
Un
año después terminó otra novela más, que lleva por título Periodista Maldito, que
no es otra cosa que una compilación de notas periodísticas publicadas en su
revista Cárcel Propia. Este libro lo patrocinó, además del instituto de
cultura, el jefe de prensa del gobierno del estado pues el borrador había
gustado a Leonel Cota.
Al año siguiente publicó su tercera novela, Conspiración
para matar a Edith, también patrocinada por cultura.
Por
su profesión como topógrafo, un día al estar checando un lote de terreno en las
cercanías de El Leonero, vio al gobernador Leonel Cota Montaño en compañía de
Maribel Collins y a los minutos pasó el Tigrillo Arellano Félix en una
motocicleta Harley Davidson que el nieto del exgobernador de Baja California
Milton Castellanos le había llevado a su casona que tenía en Buenavista.
Sobre
estos hechos los publicó en su revista Cárcel Propia, evento que hizo enojar al
gobernador Leonel Cota quién hasta la fecha obliga sus compinches a cerrarle
las puertas al osado reportero. Quemó las naves, dice José Antonio flores que
le dijo.
Afortunadamente
Jacinto Romero, después de su salida del hogar se inició en los grupos de
Proyecto 12 Pasos donde pudo dejar de beber y, no solo eso, 20 años después,
recobrar el sano juicio.
Asesinato de Colosio
Poco
a poco, a medida que la bruma del miedo y el alcoholismo fue desapareciendo de
su organismo, Jacinto Romero fue armando el rompecabezas con los datos que
tenía sobre el asesinato de Colosio.
A
mediados de enero de 1993, un piloto aviador, amigo de otro Piloto que
trabajaba en Aerocalifornia transportando armas de la CIA para Costa Rica,
visitó en su casa a Jacinto Romero informándole que Manlio Fabio Beltrones
estaba conformando el gabinete ampliado que acompañaría al Colosio y que su
piloto aviador, hermano del Judas Aguilar, era quien se encargaba de reclutar a
los mejores hombres y mujeres y que habían pensado en el reportero para que
trabajara en gobernación federal - Ve juntando tus papales y el currículum para
cuando te llamen - agrego- Colosio ya negoció con el Cartel de Mazatlán - le
dijo al despedirse. La incredulidad hizo que Jacinto no se hiciera ilusiones.
Una
pieza más, y la más importante quizás, la proporcionó el agente del CISEN,
Benjamín de la Rosa Escalante, en el sentido de que le ayudara a ubicar a todos
los que pertenecieran al cartel de Mazatlán y que vivieran en el municipio de
Comondú.
Benjamín
de la Rosa Escalante estaba siendo exhibido por el columnista Víctor Octavio
García en el sentido de que acudía con regularidad a la ciudad de Mazatlán
Sinaloa donde se entrevistaba con agentes de la DEA y a quienes les
proporcionaba la información que ellos buscaban.
El
14 de febrero de 1996 asesinan en la ciudad de México al ex gobernador de Baja
California Sur Alberto Andrés Alvarado Arámburo quién habría sido compadre de
Juan Manuel Salcido Uzeta, alias el cochiloco líder del cártel de Mazatlán.
El
magistrado y notario público Juan Mendoza Unzón le confió al reportero
investigador Jacinto Romero que habría platicado con uno de los hijos de Don
Alberto Andrés Alvarado Arámburo y que le dijo que no querían indagar más sobre
la muerte de su papá por que se podría saber que El Cochiloco le había regalado
un rancho en El Carrizal, municipio de la Paz Baja California Sur.
A
los días del asesinato de Alberto Andrés Alvarado Arámburo, el procurador de la
ciudad de México presentó a un individuo, en hora estelar por la televisión,
quien reflejaba angustia, miedo, desesperación y cuasi lágrimas en los ojos, señalándolo
como el asesino. El angustiado sujeto casi gritaba que él era inocente.
Jacinto
recordó que el vicepresidente Al Gore de Estados Unidos habría amenazado, a
finales de octubre de 1992, con acudir al estado mexicano para presionar al
presidente Carlos Salinas de Gortari en el nombramiento del candidato del PRI.
Esa información fue publicada por el periódico El Sudcaliforniano y, años
después el ex gobernador de Chiapas en entrevista con una reportera confirmó la
amenaza del vicepresidente Al gore. Además en esa misma entrevista El ex
gobernador de Chiapas, Patrocinio González Blanco, mencionó parte de la
película que Netflix estaba publicitando bajo el título de 1994 y que de alguna
manera señalaba como responsable del magnicidio a Salinas de Gortari. A
pregunta expresa de la entrevistadora Patrocinio respondió con otra pregunta
¿cuál de los Salinas? --Raúl? – insistió la dama. Probablemente, problamente,
respondió.
De
acuerdo al método de inferencias, deducción lógica a partir de otra cosa
lógica, se advierte que Colosio fue asesinado por la CIA, en acuerdo con Raúl
Salinas de Gortari, y con el apoyo de la DEA que acabó con la mayoría de los
miembros del cartel de Mazatlán, por haber negociado con ellos el candidato.
El
negocio de la droga y de los carteles los manejaba directamente Raúl Salinas de
Gortari a quien se le encontraron más de 100 millones de dólares en bancos
Suizos.
Michel
Roger Batista beesbe, hermano de la secretaria del presidente de la comisión
nacional de derechos humanos, Diana Batista Beesbe, le confío al reportero
Jacinto Romero que le entregaba 400 mil dólares a Raúl Salinas de Gortari cada
que él traía un yate cargado de cocaína y que entregaba en Santa Ana California.
Jorge
Carpizo Mcgregor envió la recomendación 130/91 que vino a alterar la libertad
de Jack Duque Kimball señalado como copartícipe de Michell Rogers y que Jacinto
Romero había demostrado su inocencia. Jack salió en libertad un año después.
Hillary
Clinton prometió decir la verdad del caso Colosio en caso de ganar la
presidencia de EEUU. Esto, y el apoyo de la izquierda mexicana (morena)
asustaron a los electores gringos lo que sirvió para que Donald Trump, a pesar
de tener todo en contra, ganara las elecciones.
Jacinto
no tiene familia pues cuando la pobreza entra por la puerta, el amor salta por
la ventana. No tiene amigos pues los suyos esperan un favor de los políticos.
En
su inconsciente busca la muerte pues no ve el futuro con buenos ojos ya que el
gobierno federal le desapareció 13 años trabajados como topógrafo en SAHOP y
SARH, sólo le reconocen 3 años de la dirección de gobierno. También el IMSS le
escondió 14 años pues trabajó en la iniciativa privada: 3 años en La
Perla de La Paz, un año en el CCC Palacio, 3 años en la Librería Coromuel, 7
años en los periódicos El Guaycura, Compás, 7 Días, El Depurador, Tensión
Sudcaliforniana; solo le reconocen 2 años de El Madrugador. 32 años en total
aportando Infonavit, foviiiste, y SAT.
Por
otro lado es un hombre con suerte, pues a su vida han llegado los que le
brindan felicidad. Su nueva familia la componen millones de personas alrededor
del mundo al pertenecer al Proyecto 12 Pasos y, lo mejor, dos nuevos hijos que
le brindó una mujer después de que fue separado de su esposa.
También
le queda el recuerdo de haber ayudado desinteresadamente a mucha gente a salir
de la cárcel por delitos que no cometieron, incluso sin conocerlos, como a José
Luis Pérez Gómez acusado de haber dado muerte a la empleada de Joyería el
Brillante, en La Paz, cuando el presunto andaba en Cabo.
Ayudó
a salir libre a Roberto Ramírez García acusado de haber dado muerte a su amigo
Gaudencio Álvarez Martínez, cuando ambos estaban recostados en un carro. A
'Gau' lo mató un judicial, ahijado y protegido del procurador de justicia.
Ayudó
a salir absuelto al gringo Jacke Duque Kimball, junto a sus dos trabajadores,
acusados injustamente de transportar dos toneladas de cocaína que se demostró
públicamente eran de Raúl Salinas de Gortari.
Apoyó
en la libertad de Lupita de La Peña y dos coacusados de dar muerte a la pareja
sentimental del Delegado de Cabo, demostrando que en ese caso hubo conspiración
donde fue utilizado el propio Delegado.
Ayudó
a un minusválido acusado de ser responsable de un accidente donde perdieron la
vida dos ejidatarios. Demostró que el verdadero responsable era el operador de
un carro tanque propiedad de una casa comercial.
Auxilió
a José Vicente Medina Halla a encontrar la libertad y exoneración del delito
que le inventaron en relación a las causales que ocasionaron la muerte de su
novia María Ibeth Benavidez Delgado, sobrina de un juez civil y secretaria de
un notario público que en ese momento era presidente magistrado del tribunal
superior de justicia, todo esto es lo que le da fortaleza para seguir adelante.
Vive,
eso sí, bajo la ilusión, la esperanza y el deseo de que se le abra la puerta
para tener una casa donde vivir, poseer un vehículo para ir a las playas a
pescar. Al no poseer estos bienes y una pensión, además de la zozobra de que
algún día llegará un comando armado que le hará daño a él y a todos los que le
rodean, no le ha permitido vivir a plenitud.
Postcriptum
Jacinto
jamás recibió una disculpa de parte del gremio periodístico, ni del estado por
el daño emocional causado. Incluso, cuando detuvieron al asesino, ya su esposa
lo había abandonado por esa causal.
Eso
sí, acudió ente sus compañeros del Proyecto 12 Pasos donde lloró la injusticia
recibida. El arquitecto Hinojoza le dio la ayuda que lo liberó de la carga
emocional.
Renato
Avilés Rosas, responsable de la muerte de Víctor Bancalari desapareció por 10
años de la localidad, incluso ni su familia sabía de él, familia que lo creía
muerto. A su regreso a La Paz, Renato asesinó a otro individuo a golpes con un
bat, en el mismo lugar que golpeó por primera vez al bardo: ¡En la Tinaja del
Diablo!
La
CIA logró evadir el señalamiento de su responsabilidad en el magnicidio gracias
a que hubo mucha complicidad entre los políticos, sin embargo lo más que se
supo públicamente fue un telegrama que le envió Carlos Salinas de Gortari al presidente
Ernesto Zedillo Ponce de León el día que detuvieron a su hermano Raúl:
"Ernesto, recuerda que mis enemigos son tus enemigos"
La
participación de la DEA en el asesinato de Alberto Andrés Alvarado Arámburo y
de los demás asesinatos de los miembros del cartel de Mazatlán quedó sin ser
investigado. A partir de ahí los gringos empoderaron a 'El Mayo' Zambada quién
hasta la fecha es el líder del cártel de Sinaloa, todo esto desde luego después
de que el senado de EEUU desapareció al cartel del Golfo con la detención de
Juan García Ábrego y de su segundo de a bordo Oscar Malherbe de León.
Jacinto
Romero ha logrado escribir 16 libros y 342 números de su revista ante el desacuerdo
de los periodistas y escritores que siempre han estado, y los que se han
agregado, al lado 'correcto' del dinero magnificando ellos la declaración del
gobierno en turno: "Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el
error."
Este
proyecto de novela incluye la participación en el concurso de novela negra de
alfaguara.
luego de 8 años
Hallan a asesino de
periodista
JESUS NARVAEZ Y RUBEN VILLALPANDO CORRESPONSALES DE LA JORNADA
Agentes de la Policía Judicial de Nayarit detuvieron
al ex militar Alberto Salas Carrillo o Humberto Cano Carrillo, presunto
responsable del asesinato del periodista José Agustín Reyes, realizado en La
Paz, Baja California Sur, en marzo de 1994, informó la Procuraduría de Justicia
del estado.
Tras ser localizado en el poblado de San Cayetano --a
10 kilómetros de Tepic--, el presunto asesino narró que el 16 de marzo de 1994
dio muerte a balazos a Agustín Reyes, para lo cual fue "contratado"
por María del Carmen Rodríguez Nava (ex esposa del periodista) y a petición de
Ruth Liliana Reynoso Escalera (esposa del detenido), quienes ya se encuentran
presas en Baja California Sur y donde habrían denunciado al asesino material.
Rodríguez Nava le habría dicho al ex militar que su
esposo la golpeaba, y aun cuando ya había acudido con varios gatilleros (entre ellos un
comandante de la policía) para que le ayudaran a asesinar al reportero, ninguno
había aceptado.
El detenido narró que él aceptó cometer el crimen
porque las mujeres que lo contrataron ofrecieron vivir con él -como amantes- y
darle algún dinero.
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